El pasado 27 de diciembre publicamos un artículo que recogía los comentarios a la reforma del contrato de alquiler y que puedes repasar aquí.
No, no vamos a eliminar dicho artículo ni reformar su contenido, porque a pesar de que en este país todo se quiera legislar bajo mando de decreto, ese decreto ha estado en vigor durante el breve periodo de tiempo que no se ha revocado.
Para quienes no son legos en Derecho, en nuestro país una de las formas de aprobar leyes es mediante el llamado Real Decreto Ley, que no es más que una reforma de urgencia que aprueba el Gobierno y que, posteriormente, debe ser homologada (avalada) por el Congreso. Cuando estamos ante un Gobierno que tiene una mayoría en el Congreso, esta homologación suele convertirse en un mero trámite. Ahora bien, cuando el Gobierno está en minoria, esa homologación puede traducirse en un trauma, sobretodo para todos aquellos que han estado afectados o beneficiados por ese Decreto.
Y ante esta situación nos encontramos con la reforma de la Ley de arrendamientos urbanos. Ahora la situación quedará de la siguiente manera:
Todos aquellos contratos realizados y suscritos durante la vigencia del Real Decreto continuarán en vigor y les será de aplicación lo establecido en dicho decreto, así como todos aquellos que hubieren manifestado su voluntad de acogerse a dicha regulación.
Todos aquellos contratos realizados con posterioridad a la fecha de revocación del Real Decreto se acogerán a la anterior normativa de contratos de arrendamiento.
No entraré en valoraciones personales de los motivos por las cuales los diferentes partidos políticos tomaron la decisión de dar la espalda a una reforma del mercado de contratos de alquiler, que si bien era insuficiente, un pequeño cambio traía, pero si que queda suficientemente claro que a los operadores jurídicos no nos ayuda en absoluto estas ilusiones legislativas. Es como si un tribunal dictase una sentencia por la que introduce un cambio en su doctrina y el mismo tribunal reunido en Pleno, al poco tiempo, dictase otra que corrige al tribunal “rebelde”. ¡Oh! ¡Wait! ¡Eso ya lo hemos experimentado!
Comments